A todos nos llega un momento en nuestra estancia en el barco de la vida en el que echamos la vista atrás. Algunos nos vemos reflejados en los niños que ocupan el lugar que nosotros ya dejamos atrás en el tiempo. Otros, simplemente nos vemos diferentes, distintos, crecidos...
La vida sigue, continúa... nunca se frena por nosotros. Y a veces nos sentimos como la persona a la que mirábamos con admiración de pequeños y decíamos "¡Ala! Yo quiero ser como tú." Bueno, pues ahora nos ha llegado el momento de ser como ellos, el momento de descubrir cómo somos.
Y, somos de una manera diferente a la que fuimos y quizá de una manera diferente a la que quisimos ser. ¿Por qué? Porque nuestras experiencias nos modifican, nos moldean... crecemos de una manera única, una manera diferente a cualquier otro. Eso explica que nunca nos tenemos que rendir, tenemos un futuro por delante que es nuestro y sólo nuestro, aunque lo veamos nublado o completamente oscuro... Pero siempre debemos pensar que hay una luz que nos ilumina, que nos guía y que nos hace tomar decisiones, locas y complicadas: nuestra ilusión por vivir, esa ilusión que nos hace levantarnos cada mañana sonriendo al día que empieza, solo que a veces no vemos esa ilusión porque nuestras propias circunstancias nos sobrepasan.
Y, son esos propios cambios los que nos hacen crecer y ver la luz al final del túnel. Por eso, os animo a vivir... a vivir aventuras, viajar, equivocarse, escoger un camino hecho por vosotros, un camino único y propio. Aunque veamos nuestros infortunios y momentos de sufrimiento como castigos del cielo... nos hacen más fuertes para seguir caminando.
Disfrutad de la vida y, ya necesitaréis de un bastón cuando seáis ancianos.
Hecho por:
Lady May con la gran colaboración de Capitana de los versos