Si la vida fuese fácil... Si todos nuestros sueños se hiciesen realidad... Si todo fuese tan sencillo como para sonreír siempre... La vida no sería tan especial como es. Todos sufrimos, contenemos la respiración durante unos segundos, minutos, meses e incluso años y años para decirnos a nosotros mismos "Yo puedo, claro que puedo" e inhalamos el valor suficiente para seguir sobreviviendo. Y, cuando la tormenta parece que se acerca, nos aferramos a nuestro propio destino para seguir caminando y poder llegar corriendo, confiamos en la suerte, en el mañana. Nos secamos las lágrimas y nos levantamos... ¡claro que nos levantamos! Nos levantamos con fuerza para demostrar a nuestro mañana que no tenemos ningún miedo. Que no hay nada por lo que perder.
Intento llegar a volar pero, a veces parece que no cojo la carrerilla suficiente o me quedo sin fuerzas para seguir corriendo. Trato de correr pero algunas de las piedras del camino se me incrustan y me impiden avanzar. Me repito "Yo puedo, claro que puedo" y trato de correr aún más hábilmente... Corro, corro y ¡vuelo! Ojalá no sea lo suficiente pronto como para mirar atrás ¿Caeré esta vez o seguiré planeando? Nunca han dicho que la vida sea fácil pero merece la pena averiguarlo. Pero, esta vez, creo que cogí las suficientes fuerzas como para ver un bonito paisaje con el que poder olvidar las heridas que dejé en tierra.